IMPORTANCIA DE LAS CREENCIAS

Cuando el niño se siente amado y respetado y ha podido recibir el mensaje de la madre a través de la mirada, entonces es más fácil que acepte los valores y normas familiares, se identifica con los padres, los toma como modelos para expresar sus sentimientos hacia los demás, puede desarrollar un sentido de confianza básica (seguridad), evitando el temor y la inhibición de sus actos.
Es muy importante lograr un ambiente familiar favorable que estimule la confianza. Esto se puede lograr partiendo de la base de que los padres poseen confianza en ellos mismos, haciendo que su hijo desarrolle las habilidades que le permitan tener éxito; y así mismo entenderá que los triunfos no llegan siempre a la primera y se esforzará por conseguir siempre lo mejor.
El riesgo de no brindarle una traducción sana a nuestros hijos de lo que son, es decir, inflarle mucho el EGO o por lo contrario desinflarlo ocasionara graves problemas en la estructuración y formación del SELF (instancia psíquica que nos permite darnos cuenta de qué somos nosotros, porqué nos sentimos nosotros mismos y no alguien más dentro de un parámetro de la realidad).
Para ayudar a nuestros hijos a que confíen en sí mismos, debemos:
1)   Considerar a cada uno de nuestros hijos como individuos con valor. De esta manera se sentirán como seres capaces de desarrollar sentimientos positivos.
2)   Siempre debemos estimularlos con frases de aliento y tratar de evitar las frases ofensivas o que minimicen sus tareas diarias.
3)   Aunque nuestras ocupaciones nos absorban el 99% de nuestra vida, debemos mostrar interés en lo que hacen nuestros hijos y preguntarles qué piensan de los asuntos de la vida cotidiana, para que expresen su opinión y evitar forzarlos a que piensen como uno.
4)   Apoyarlos siempre cuando las cosas no marchen bien aunque las hayan provocado. (Recuerden que siempre hay acuerdos y tratos).
5)   Respetar su individualidad, tratar de no escoger los juegos o la forma de la vestimenta, se les sugiere y ELLOS ELIGEN.
6)   No sobreprotegerlos, esto los limita ya que los hacemos seres pasivos, faltos de iniciativa y dependientes. A la larga, como padres, vamos a sentir un gran fracaso.
En casa, las cosas que deben de propiciarse para conseguir esto, son:
1)   Amar y respetar a los hijos como son, con su temperamento, carácter, necesidades educativas especiales, etc.
2)   Nunca debemos hacer comparaciones entre los hermanos y amigos, esto los lastima mucho y genera agresividad entre ellos y hacia nosotros como padres.
3)   Como papás ser buenos modelos y SIEMPRE actuar con el ejemplo.
4)   Propiciar un ambiente democrático en el hogar. Esto significa distribuir responsabilidades en la medida de su madurez y ser escuchados cuando lo soliciten. Con esto estamos dándole el lugar que le corresponde a cada quien.
5)   Intentar integrar un hogar estable, es decir, que promueva el compañerismo y el apoyo para resolver juntos algún problema de cualquiera de los hijos.
La autoestima y la comunicación están muy relacionadas, porque según como se diga algo, el efecto será positivo o negativo, de aprendizaje o de resentimiento, que se transmite desde la infancia hacia el futuro. Por esta razón, se entiende que los padres y madres que dañan la autoestima de sus hijos no siempre lo hacen intencionalmente, ya que ellos fueron educados del mismo modo.
Cuando los padres quieren que sus hijos reaccionen como ellos desean, suelen comportarse de maneras particulares. Estas maneras pueden ser:
Mártires: controlan al niño haciéndolo responsable de su sufrimiento y culpable por todo lo que pueda querer o hacer que no le caiga bien a estos mártires, a quienes nada les viene bien, y recurre a las quejas, los reproches, las lagrima, las amenazas de que les va a dar una ataque, etcétera.
- Ves como me sacrifico por ti y no te importa-
- Dejé todo para criarte y me lo pagas haciendo eso-
- ¿En que nos equivocamos que nos haces estas cosas?-
Los dictadores: controlan al niño o la niña atemorizándolos cuando hacen algo no autorizado, son estrictos y amenazantes para que obedezcan y todo los enfurece. Condenado de manera inapelable al niño, con burlas, gritos, despliegue de poder y dominación.
Como puedes ser tan estúpido/a, como no te das cuenta de las cosas-
Te avisé y ahora vas a ver lo que te pasa por no obedecer-
Yo no tengo que darte explicaciones, lo haces porque te lo ordeno y punto-
A veces estos roles (mártir y dictador) se combinan, se alternan y agregan mas confusión a los chicos porque también van acompañados con demandas o manifestaciones de cariño. Y si un hijo llega a quejarse, a llorar o a reclamar por el trato que recibe puede volver a ser juzgado, culpado y descalificado.
Según se hallan comunicado nuestros padres con nosotros así van a ser los ingredientes que se incorporen a nuestra personalidad, nuestra conducta, nuestra manera de juzgarnos y de relacionarlos con los demás.
Esas voces quedan resonando dentro de nosotros toda la vida. Por eso hay que aprender a reconocerlas y anular su poder para que no nos sigan haciendo sufrir, para liberarnos de esos mandatos distorsionados y para no volver a repetírselos a nuestros hijos e hijas.
Ninguna forma de maltrato es educativa y ningún mensaje o comunicación que culpabiliza, critica, acusa, insulta o reprocha es un buen estímulo para nadie. Y menos en la infancia, cuando no hay posibilidades de defenderse, protegerse o entender que es la impotencia y el desconocimiento de otras formas de trato lo que lleva a los padres y madres a asumir ese papel de mártir o de dictador.
"Lo primero que hay que entender es que no podemos hacernos cargo toda la vida de los problemas que amargaron o hicieron de nuestros padres y madres personas mártires o dictadoras. Basta con empezar a investigar de que manera nos afectaron esas actitudes, para comenzar a liberarnos de sus efectos y no repetir nada de esto con los propios hijos e hijas, con nuestros alumnos, con cualquiera de nuestros chicos o chicas que puedan estar a nuestro cuidado."

Licda. Maria Luisa De las Cuevas C.


Revisemos nuestras creencias, sobretodo cuando no nos conforma nuestra realidad